Los Estudios Visuales surgen como producto de diversas transformaciones sociales y culturales que parten desde la década del sesenta con modificaciones epistémicas que habían sido más de veinte años antes por Walter Benjamin, como la pérdida del aura de la obra de arte y la consideración de los medios de masas como espacios de exhibición que nada tienen en común con los lugares tradicionales. El hecho es que, mientras el mundo se “visualiza”, los individuos son incapaces de decodificar esta nueva realidad. Por eso, la cultura visual se interesa por los “acontecimientos visuales” que tienen un “consumidor” como figura central, quien busca placer en alguna tecnología visual. Lo que así se reivindica es la imagen como portadora de significados en la perspectiva global, que conlleva cierta fascinación por la tecnología y el cuestionamiento a la autonomía del arte y la lógica implícita en su funcionamiento social.